Publicado el junio 15, 2024

Lograr un crecimiento sostenido del 15% y una reducción de emisiones del 30% no es una contradicción, sino el resultado de un rediseño estratégico: desacoplar los ingresos del consumo de recursos.

  • La clave reside en pasar de un modelo de volumen (vender más unidades) a uno de valor (aumentar el margen por eficiencia, circularidad y servicios).
  • Medir y verificar rigurosamente la huella de carbono (incluido el alcance 3) y el impacto social (SROI) transforma la sostenibilidad de un coste a una ventaja competitiva tangible.

Recomendación: Empieza por vincular una parte de la remuneración variable de la dirección a KPIs de sostenibilidad claros y cuantificables para alinear a toda la organización con el objetivo.

Para cualquier CEO o director de sostenibilidad en España, la pregunta ya no es si se debe integrar la sostenibilidad, sino cómo hacerlo sin sacrificar el crecimiento. El paradigma dominante sugiere una elección imposible: o creces y dañas el planeta, o te estancas para protegerlo. Esta visión es una falacia limitante. La prosperidad regenerativa emerge como la única vía viable, un modelo donde el crecimiento económico no solo es compatible con los límites planetarios y la equidad social, sino que es impulsado por ellos.

Muchas empresas se centran en acciones superficiales: compensar emisiones, publicar informes vistosos o lanzar campañas de marketing «verdes». Sin embargo, estas tácticas son frágiles y a menudo conducen a acusaciones de greenwashing. El verdadero desafío, y la mayor oportunidad, no está en la comunicación, sino en la reinvención del modelo de negocio. Se trata de una transformación profunda que afecta a la cadena de suministro, el diseño de productos y la propia definición de «valor».

Pero, ¿es posible implementar un cambio tan radical y aun así alcanzar metas financieras ambiciosas como un crecimiento anual del 15%? La respuesta es sí. El secreto no reside en un acto de fe, sino en una estrategia deliberada de desacoplamiento entre el crecimiento de los ingresos y el consumo de recursos. No se trata de hacer «menos mal», sino de construir un motor de negocio que genere valor económico precisamente porque genera valor social y ambiental.

Este artículo no es una colección de buenos deseos, sino una hoja de ruta estratégica. Exploraremos los mecanismos probados que permiten este desacoplamiento: desde la medición rigurosa de la huella de carbono de alcance 3 y la transición a modelos circulares, hasta el cálculo del retorno social de la inversión (SROI) y la vinculación de incentivos directivos a metas de sostenibilidad. Es el manual para convertir la obligación regulatoria en una ventaja competitiva decisiva.

A lo largo de las siguientes secciones, desglosaremos las estrategias y herramientas necesarias para que tu empresa no solo sobreviva, sino que prospere en la nueva economía. Descubre cómo transformar los desafíos de sostenibilidad en el principal motor de tu crecimiento y diferenciación.

¿Cómo medir la huella de carbono real de tu empresa incluyendo alcance 3 de cadena de suministro?

La medición precisa de la huella de carbono es el punto de partida innegociable para cualquier estrategia de sostenibilidad creíble. Sin embargo, la mayoría de las empresas se detienen en los alcances 1 (emisiones directas) y 2 (electricidad consumida), ignorando el elefante en la habitación: el alcance 3. Este abarca todas las emisiones indirectas de la cadena de valor, desde los proveedores hasta el uso del producto por el cliente final. Ignorarlo no es un descuido, es una ceguera estratégica, ya que en muchas industrias representa más del 90% del impacto total.

En España, el camino por recorrer es significativo. Según datos recientes de la CEOE, solo el 21% de las empresas españolas calculan las emisiones de alcance 3, una cifra que revela una enorme brecha entre la intención y la acción. Esta omisión no solo distorsiona la verdadera magnitud del impacto ambiental, sino que expone a las compañías a riesgos regulatorios y reputacionales crecientes. El nuevo Real Decreto 214/2025 marcará un antes y un después, exigiendo progresivamente este cálculo a la Administración y, por extensión, a sus proveedores.

La complejidad del cálculo no debe ser una excusa para la inacción. Metodologías como el GHG Protocol o la norma ISO 14064 ofrecen un marco robusto. El proceso implica identificar las categorías de emisiones relevantes, recopilar datos de proveedores clave y aplicar factores de emisión estandarizados. La clave es empezar, aunque sea con datos estimados, para luego refinarlos progresivamente con información primaria de la cadena de valor.

Caso de Éxito: La Gestión Integral del Alcance 3 en Indra

Indra es un referente en España al calcular y verificar su huella de carbono desde 2009. Su análisis revela que las emisiones de alcance 3 suponen el 99,5% de su huella total. La compañía ha desglosado este impacto en 11 categorías distintas, identificando los puntos críticos como los bienes y servicios adquiridos (258.468 tCO2e) y el uso de los productos que vende (74.359 tCO2e). Este nivel de detalle permite a Indra focalizar sus esfuerzos de reducción donde realmente importa, colaborando con su cadena de valor para lograr un impacto sistémico.

Medir el alcance 3 no es un ejercicio contable, es un acto de inteligencia de negocio. Permite identificar ineficiencias, anticipar riesgos en la cadena de suministro y descubrir oportunidades de innovación en productos y servicios de bajo carbono. Es el primer paso para transformar la gestión de emisiones de una obligación a una palanca estratégica.

¿Cómo transformar tu modelo lineal en circular recuperando el 70% de productos al final de vida útil?

El modelo económico tradicional de «extraer, fabricar, usar y tirar» es el motor del agotamiento de recursos y la crisis climática. La economía circular propone una alternativa radical: un sistema regenerativo donde los productos, componentes y materiales mantienen su máximo valor en todo momento. El objetivo no es simplemente reciclar, sino rediseñar los modelos de negocio para eliminar los residuos desde el origen y crear bucles de valor cerrados.

Alcanzar una tasa de recuperación del 70% de los productos al final de su vida útil puede parecer una meta lejana, pero es la clave para desacoplar el crecimiento del consumo de materias primas. Esto implica implementar estrategias como el diseño para el desmontaje, la remanufactura, la reparación y, como último recurso, el reciclaje de alta calidad. En España, el impulso es notable; un 43% de las empresas ya impulsan procesos de economía circular, según revela un informe del Pacto Mundial de Naciones Unidas España.

Para lograrlo, las empresas deben adoptar nuevos modelos de ingresos. El «Producto como Servicio» (PaaS), por ejemplo, donde se vende el uso en lugar de la propiedad (p. ej., renting de maquinaria o suscripción a iluminación), alinea los incentivos del fabricante con la durabilidad y la recuperabilidad del producto. Si la empresa sigue siendo la propietaria del activo, tiene todo el interés en que dure lo máximo posible y en poder recuperar sus componentes al final del ciclo.

Diagrama visual de economía circular mostrando el flujo de materiales desde producción hasta remanufactura y reciclaje

Este cambio de paradigma no solo reduce el impacto ambiental, sino que abre nuevas vías de ingresos, fortalece la relación con el cliente y aumenta la resiliencia de la cadena de suministro al reducir la dependencia de materias primas vírgenes con precios volátiles. La circularidad es, en esencia, una estrategia de optimización de activos y gestión de riesgos.

Estudio de Caso: Ecoalf, Moda a Partir de Residuos

La marca de moda española Ecoalf es un ejemplo mundial de economía circular en acción. Utiliza materiales reciclados como neumáticos, redes de pesca abandonadas, botellas de plástico PET y posos de café para crear prendas de alta calidad. A través de su Fundación Ecoalf, colabora activamente con el sector pesquero para limpiar los océanos, transformando los residuos recogidos en nueva materia prima. Al convertirse en la primera marca de moda española con certificación B Corp, Ecoalf demuestra que un modelo de negocio basado en la revalorización de residuos no solo es posible, sino también rentable y altamente valorado por el consumidor.

Crecer vendiendo más unidades o aumentando margen por eficiencia: ¿qué estrategia es compatible con sostenibilidad?

El dilema central para cualquier líder empresarial es cómo conciliar el imperativo del crecimiento con la responsabilidad ambiental. Tradicionalmente, crecer significaba vender más unidades (crecimiento extensivo), una estrategia inherentemente ligada a un mayor consumo de recursos y, por tanto, a un mayor impacto. Sin embargo, existe una alternativa estratégica: el crecimiento intensivo, que se enfoca en aumentar el valor y el margen por cada unidad vendida a través de la eficiencia, la innovación y los servicios.

El crecimiento extensivo se basa en economías de escala y producción masiva, un modelo que choca frontalmente con los límites planetarios. Por el contrario, el crecimiento intensivo busca el desacoplamiento. En lugar de simplemente vender un producto, se ofrece una solución completa: servicios de mantenimiento, actualizaciones de software, programas de recompra o modelos de suscripción. Esta estrategia no solo aumenta el margen de beneficio, sino que también fomenta una relación a largo plazo con el cliente y facilita la implementación de un modelo circular.

La transición hacia un modelo de crecimiento intensivo es el núcleo de la prosperidad regenerativa. Requiere una innovación que va más allá del producto físico, centrándose en la tecnología, los datos y la experiencia del cliente para crear valor sin un consumo lineal de recursos. El potencial económico de este cambio es inmenso; se estima que el modelo circular podría desbloquear 4,5 billones de dólares de crecimiento del PIB mundial hasta 2030.

A continuación, se presenta una tabla que compara ambas estrategias de crecimiento y su alineación con la sostenibilidad a largo plazo.

Comparación: Crecimiento Extensivo vs Crecimiento Intensivo
Aspecto Crecimiento Extensivo Crecimiento Intensivo
Estrategia Más unidades vendidas Mayor valor por unidad
Impacto ambiental Proporcional al volumen Desacoplado del volumen
Recursos necesarios Linealmente crecientes Optimizados y eficientes
Margen de beneficio Dependiente de escala Basado en diferenciación
Innovación requerida En producción masiva En servicios y tecnología
Sostenibilidad LP Limitada por recursos Compatible con límites planetarios

La elección estratégica es clara. Mientras que el crecimiento extensivo conduce a un callejón sin salida en un mundo de recursos finitos, el crecimiento intensivo abre un horizonte de rentabilidad duradera y resiliencia empresarial. Es el único camino para crecer un 15% anual de forma genuinamente sostenible.

El error de empresas que comunican sostenibilidad sin certificación y afrontan acusaciones de greenwashing

En un mercado cada vez más consciente, comunicar los esfuerzos de sostenibilidad es vital. Sin embargo, hacerlo sin una base sólida de datos verificables y certificaciones independientes es uno de los errores más costosos que una empresa puede cometer. Las declaraciones vagas, las métricas autoproclamadas y la falta de transparencia son el caldo de cultivo perfecto para las acusaciones de greenwashing, un riesgo que puede destruir en días la reputación construida durante años.

El consumidor y los inversores ya no se conforman con promesas; exigen pruebas. La credibilidad pasa por la validación externa. Como señala Cristina Sánchez, directora ejecutiva del Pacto Mundial de Naciones Unidas España:

Muchas empresas ya se están moviendo hacia la economía circular buscando reducir costes, innovar sobre nuevas líneas de negocio y fuentes de ingreso y gestionar los riesgos asociados del modelo lineal.

– Cristina Sánchez, Directora ejecutiva del Pacto Mundial de Naciones Unidas España

Para que esta transición sea creíble, debe estar respaldada por hechos. La comunicación debe ser la etapa final de un proceso riguroso, no el punto de partida. Esto implica someter los cálculos de huella de carbono, los procesos de economía circular o las políticas de impacto social a la verificación por parte de terceros acreditados. Sellos como los que ofrece la Oficina Española de Cambio Climático (OECC) o certificaciones internacionales como B Corp no son meros adornos, sino la prueba tangible del compromiso.

Composición de sellos y certificaciones ambientales sobre mesa de trabajo corporativa

La clave es la transparencia radical. En lugar de afirmar «somos una empresa sostenible», una comunicación robusta diría: «hemos reducido nuestras emisiones de alcance 1 y 2 en un 25% en los últimos tres años, según la verificación de la entidad X, y nuestro objetivo es reducir el alcance 3 en un 15% para 2028». La especificidad, la cuantificación y la verificación son los únicos antídotos contra el escepticismo.

Plan de acción: Protocolo anti-greenwashing para empresas españolas

  1. Registro oficial: Inscribir la huella de carbono calculada en el registro oficial de la Oficina Española de Cambio Climático (OECC).
  2. Verificación externa: Someter los cálculos a una verificación por una entidad independiente acreditada, una práctica que actualmente solo realiza el 29% de las empresas registradas.
  3. Obtención de sellos: Aspirar a los sellos oficiales «Calculo», «Calculo y Reduzco» o «Calculo, Reduzco y Compenso» para evidenciar el progreso.
  4. Publicación desglosada: Prepararse para publicar los resultados desglosados por alcances, en línea con las futuras exigencias del RD 214/2025.
  5. Metas claras: Establecer objetivos de reducción cuantitativos, con un horizonte temporal definido y público.
  6. Comunicación basada en datos: Basar toda la comunicación externa en datos verificables, evitando afirmaciones genéricas o ambiguas.

¿Cuándo vincular bonus de directivos a KPIs de sostenibilidad además de resultados financieros?

La respuesta corta es: ahora. Para que la sostenibilidad deje de ser un apéndice del departamento de RSC y se convierta en el núcleo de la estrategia empresarial, debe integrarse en el sistema de incentivos. Vincular la remuneración variable de los directivos a indicadores clave de desempeño (KPIs) de sostenibilidad es la forma más poderosa de alinear los intereses de la alta dirección con los objetivos de largo plazo de la compañía y de todos sus stakeholders.

Esta práctica ya no es una excentricidad, sino una norma en la élite empresarial española. Un análisis del Pacto Mundial de Naciones Unidas revela que un 86% de los ejecutivos del IBEX 35 ya tienen parte de su remuneración variable vinculada a la sostenibilidad. El debate ya no es si hacerlo, sino cómo hacerlo bien. La clave está en seleccionar KPIs que sean materiales para el negocio, cuantificables y directamente influenciables por la gestión directiva.

Los KPIs deben ir más allá de métricas vagas. Indicadores como la reducción porcentual de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), el porcentaje de ingresos provenientes de productos circulares, la mejora en la puntuación de índices de sostenibilidad como el Dow Jones Sustainability Index (DJSI) o el aumento del porcentaje de mujeres en puestos directivos son ejemplos de metas concretas y medibles. El peso de estos objetivos en el bonus total debe ser lo suficientemente significativo como para impulsar un cambio real en la toma de decisiones, situándose a menudo entre el 10% y el 25% de la retribución variable.

Mejores Prácticas del IBEX 35 en Bonus ESG

Empresas como Enagás, Endesa, Redeia y Cellnex destacan por la claridad y ambición de sus sistemas. Enagás, por ejemplo, dedica el 20% de su bonus anual a cuatro KPIs específicos: presencia en el DJSI, reducción de GEI, porcentaje de mujeres en altos cargos y seguimiento del plan de acción. Por su parte, Cellnex ata el 20% de su variable a la reducción de su huella de carbono y al aumento de la cuota femenina. Redeia liga un 10% al cumplimiento de su Plan de Sostenibilidad. Estos ejemplos demuestran cómo traducir la estrategia ESG en incentivos tangibles que movilizan a toda la organización.

Al integrar la sostenibilidad en la remuneración, el mensaje es inequívoco: generar valor económico a largo plazo es inseparable de generar valor social y ambiental. Es la máxima expresión del capitalismo de stakeholders puesto en práctica.

¿Cuándo la sostenibilidad pasa de coste regulatorio a fuente de diferenciación y preferencia de clientes?

Para muchas empresas, la sostenibilidad comienza como una carga: una serie de regulaciones que cumplir y costes que asumir. Sin embargo, este es solo el primer estadio de madurez. El punto de inflexión se produce cuando la organización comprende que la sostenibilidad, gestionada estratégicamente, puede convertirse en su mayor fuente de diferenciación y en un motor clave para la preferencia de los clientes, el talento y los inversores.

Este cambio de percepción ocurre cuando se cumplen tres condiciones. Primero, la empresa va más allá del mero cumplimiento. La regulación marca el mínimo exigible, pero la ventaja competitiva se construye superando las expectativas. Por ejemplo, mientras que el Real Decreto 214/2025 establece que a partir de 2028 la Administración General del Estado deberá incluir el alcance 3 en sus cálculos, una empresa proactiva lo mide y gestiona desde hoy, posicionándose como un proveedor preferente para el futuro.

Segundo, la sostenibilidad se integra en el corazón del producto o servicio. No es un adorno, sino una característica intrínseca que aporta un valor tangible al cliente: mayor eficiencia energética, durabilidad superior, materiales más saludables o la garantía de una producción ética. Cuando el cliente percibe este valor añadido, está dispuesto a pagar un premium o a elegir una marca sobre otra.

Tercero, la comunicación es auténtica y está respaldada por pruebas (como vimos anteriormente). La confianza es la moneda de la nueva economía. Una empresa que demuestra con datos verificables su impacto positivo construye un capital de marca que sus competidores no pueden replicar fácilmente. Como afirma Juan Guerrero Gil, Director de Executive Compensation en Willis Towers Watson España, el objetivo es la generación de «resultados sostenibles a largo plazo», tanto en lo financiero como en lo extra-financiero.

Los avances en materia de ESG deben ser recompensados en la medida en que la compañía consiga unos resultados financieros positivos. La sostenibilidad también se entiende en el sentido de que la compañía es capaz de generar unos resultados sostenibles a largo plazo.

– Juan Guerrero Gil, Director de Executive Compensation en Willis Towers Watson España

El momento de la transformación llega cuando el equipo directivo deja de preguntar «¿cuánto nos cuesta ser sostenibles?» y empieza a preguntar «¿cuánto nos está costando no serlo?». La sostenibilidad pasa de ser un centro de coste a un centro de inversión e innovación, el motor principal para atraer y retener a los mejores clientes y al mejor talento.

¿Cómo calcular el SROI de tu cooperativa para acceder a financiación de impacto y subvenciones?

Mientras que la huella de carbono mide el impacto ambiental, el Retorno Social de la Inversión (SROI) es la metodología por excelencia para medir y monetizar el impacto social. Para cooperativas y empresas sociales, el SROI es una herramienta revolucionaria. Permite traducir en euros el valor social generado (como la mejora de la salud, la inserción laboral de colectivos vulnerables o la cohesión comunitaria), demostrando a inversores de impacto, administraciones públicas y clientes que su aportación genera un retorno que va mucho más allá del beneficio financiero.

Calcular el SROI es esencial para acceder a la creciente ola de financiación de impacto y para justificar la obtención de subvenciones públicas. Un análisis SROI de un Centro Especial de Empleo (CEE) en España demostró que por cada euro invertido, se generaban 3,94€ de retorno social para la sociedad, principalmente a través de ahorros para el sistema público (prestaciones por desempleo no pagadas, impuestos recaudados, etc.). Esta cifra convierte una «subvención» en una «inversión» altamente rentable para el Estado.

El proceso, aunque riguroso, sigue una lógica clara. Se identifican los stakeholders clave, se mapean los cambios que experimentan gracias a la actividad de la cooperativa (outcomes) y se les asigna un valor monetario utilizando «proxies» financieros (por ejemplo, el coste que tendría para el sistema sanitario tratar una dolencia que se ha prevenido). Finalmente, se aplican descuentos para tener en cuenta factores como el «peso muerto» (lo que habría ocurrido de todos modos) o la atribución a otros actores.

Manos diversas trabajando juntas en proyecto comunitario representando el valor social generado

El ratio SROI final (Valor Social Total / Inversión Total) es un argumento de venta potentísimo. No solo valida la misión social de la organización, sino que la posiciona como un socio estratégico y eficiente para resolver problemas sociales, abriendo puertas a capital paciente y a alianzas público-privadas.

Guía práctica: Metodología simplificada para calcular el SROI

  1. Identificar stakeholders: Listar todos los grupos afectados por la actividad (empleados, beneficiarios, comunidad local, proveedores, administración pública).
  2. Construir el mapa de impacto: Vincular las inversiones (inputs) con las actividades (outputs) y los cambios generados en los stakeholders (outcomes).
  3. Monetizar los cambios: Asignar un valor económico a cada outcome utilizando proxies financieros relevantes para el contexto español (p. ej., coste de una plaza en un albergue, valor de una hora de formación).
  4. Aplicar descuentos: Ajustar el valor bruto aplicando tasas de peso muerto, atribución externa y decaimiento del impacto en el tiempo para no sobreestimar el valor creado.
  5. Calcular el ratio SROI: Dividir el valor social neto generado por el total de la inversión realizada para obtener el retorno por cada euro invertido.
  6. Comunicar con transparencia: Presentar los resultados y la metodología de forma clara y transparente a inversores de impacto y otros stakeholders.

Puntos clave a recordar

  • Desacoplamiento estratégico: El crecimiento rentable y sostenible exige desacoplar los ingresos del consumo de recursos, pasando de un modelo de volumen a uno de valor y eficiencia.
  • La circularidad como negocio: La economía circular no es solo reciclaje; es un rediseño del modelo de negocio hacia la durabilidad, la reparación y el «producto como servicio» para crear resiliencia y nuevos flujos de ingresos.
  • Medir para gestionar: La credibilidad se basa en datos verificables. Medir el alcance 3 de la huella de carbono y el SROI del impacto social es innegociable para evitar el greenwashing y tomar decisiones estratégicas.

¿Cómo construir una cooperativa que genere impacto social del 40% sin subsidios ni pérdidas financieras?

Construir una empresa social o una cooperativa que sea financieramente autosuficiente y, al mismo tiempo, genere un impacto social masivo (expresado, por ejemplo, como un 40% de sus recursos dedicados a la misión o un alto ratio SROI) es el santo grial del emprendimiento social. La clave reside en un diseño de negocio que crea un círculo virtuoso: la actividad económica principal debe ser, por sí misma, la generadora del impacto social. El impacto no puede ser un apéndice financiado por los beneficios; debe ser la causa de los beneficios.

Esto se logra a través de modelos de negocio específicos. Por ejemplo, las empresas de inserción que emplean a personas en riesgo de exclusión. Su actividad principal (producir bienes o prestar servicios) es rentable, pero su modelo de contratación genera directamente el impacto social. El valor económico y el valor social no compiten, sino que se refuerzan mutuamente.

La viabilidad financiera sin subsidios se apoya en una gestión empresarial excelente y en la monetización de todo el valor creado. Como vimos con el SROI, gran parte del valor social se traduce en ahorros para el sector público. Una estrategia inteligente implica establecer alianzas con la administración para que una parte de ese ahorro público retorne a la empresa social, no como un subsidio, sino como un pago por servicio prestado a la comunidad.

La siguiente tabla desglosa los distintos tipos de valor que una organización de este tipo puede generar y cómo se miden, demostrando que el «valor» es un concepto mucho más amplio que el puramente contable.

Componentes del valor social vs valor económico
Tipo de Valor Indicadores Metodología de Cálculo
Valor Económico Directo Ingresos, empleos creados Contabilidad tradicional
Ahorro Sector Público Reducción subsidios, menor gasto sanitario Proxies financieros oficiales
Valor Social Mejora calidad de vida, cohesión social Valoración contingente
Valor Ambiental Reducción emisiones, biodiversidad Precios sombra del carbono
Valor Largo Plazo Resiliencia comunitaria, capital social Tasa de descuento social

Caso de Éxito: RAEP S.L., Empresa de Inserción con Alto Retorno

RAEP S.L., una empresa de inserción social, es un claro ejemplo de este modelo. Su análisis SROI demostró un retorno de 5,35€ por cada euro de inversión pública. Este increíble retorno se desglosa en ahorros directos para la sociedad, incluyendo 28.411€ en gastos del sistema de salud evitados, 16.900€ en prestaciones por desempleo no abonadas, 40.868€ en pensiones no contributivas y 55.413€ en servicios sociales que ya no fueron necesarios para sus trabajadores. RAEP no solo genera beneficios económicos, sino que es una solución rentable para los desafíos sociales.

En definitiva, la prosperidad regenerativa es el futuro inevitable de los negocios. No se trata de una opción ética, sino de la única estrategia empresarial inteligente en un mundo de recursos limitados y expectativas sociales crecientes. Desacoplar el crecimiento del impacto no es un sueño, sino un plan de negocio ejecutable.

El camino hacia un modelo de negocio regenerativo es un maratón, no un sprint. Requiere visión, valentía y una ejecución impecable. El primer paso es tomar la decisión estratégica de iniciar la transformación. Comienza hoy a evaluar tu modelo de negocio, a medir tu verdadero impacto y a alinear tus incentivos para construir una empresa que no solo sea rentable, sino también relevante y respetada en las décadas venideras.

Preguntas frecuentes sobre crecimiento sostenible y prosperidad regenerativa

¿Es realista aspirar a un crecimiento del 15% y una reducción de emisiones del 30% simultáneamente?

Sí, es realista pero exige un cambio de paradigma. No se logra haciendo «más de lo mismo pero más verde». Requiere desacoplar el crecimiento de los ingresos del consumo de recursos, enfocándose en la eficiencia, la circularidad y los modelos de negocio basados en servicios (crecimiento intensivo) en lugar de la venta de más unidades (crecimiento extensivo).

¿Calcular el alcance 3 es demasiado complejo y caro para una PYME?

La complejidad es real, pero existen metodologías y herramientas escalables. Se puede empezar utilizando datos sectoriales y factores de emisión promedio (secundarios) para obtener una primera estimación. La clave es iniciar el proceso y mejorarlo gradualmente, centrándose primero en las categorías más materiales (proveedores principales, logística, uso del producto).

¿Qué es un «proxy financiero» en el cálculo del SROI?

Un proxy financiero es un valor monetario, basado en estudios de mercado o datos públicos, que se utiliza para estimar el valor de un bien o servicio que no tiene un precio de mercado directo. Por ejemplo, para valorar el impacto de un programa que reduce el aislamiento social en personas mayores, se podría usar como proxy el coste que tendría para el sistema sanitario tratar la depresión asociada a la soledad.

Escrito por Elena Navarro Ruiz, Elena Navarro Ruiz es economista especializada en análisis sectorial de la economía española, licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y con un Máster en Economía Aplicada por CEMFI. Cuenta con 12 años de experiencia como analista económica en servicios de estudios de entidades financieras y centros de investigación, donde elabora informes de coyuntura, análisis de competitividad sectorial y previsiones macroeconómicas. Actualmente es responsable del área de análisis sectorial en un centro de estudios económicos madrileño.