Publicado el mayo 15, 2024

El valor de su empresa ya no reside en sus fábricas, sino en su reputación, datos y talento, pero sus herramientas de gestión siguen ancladas en el siglo XX.

  • La economía española, dominada en un 75% por los servicios, genera valor a través de activos invisibles (marca, software, I+D) que los balances tradicionales ignoran.
  • Existe una peligrosa asimetría entre la valoración de mercado (basada en intangibles) y las métricas internas de gestión, lo que lleva a un pilotaje a ciegas.

Recomendación: Auditar de inmediato los KPIs actuales para sustituir métricas industriales obsoletas por indicadores adaptados a la economía del conocimiento (CLV, Brand Equity, NPS).

Cuando se revela que los activos intangibles constituyen el 85% del valor de las compañías más grandes de España, la reacción inicial de un estratega es de asentimiento. Se habla constantemente de la importancia de la marca, la digitalización y el talento. Sin embargo, este dato no es una simple confirmación de una tendencia, sino la señal de alarma de una profunda y peligrosa desconexión. El verdadero problema no es que la economía haya cambiado; el problema es que las herramientas para medirla y gestionarla se han vuelto obsoletas.

La mayoría de los cuadros de mando directivos siguen repletos de indicadores heredados de la era industrial: eficiencia de la producción, rotación de inventarios, amortización de maquinaria. Mientras tanto, el valor real se genera —y se destruye— en dimensiones que estos sistemas no pueden ver: la fuerza de una comunidad online, la calidad de un algoritmo propietario o la capacidad de una cultura corporativa para atraer y retener capital cognitivo. Este desfase entre la realidad económica y la percepción gerencial crea una «destrucción de valor invisible».

Este artículo no se limitará a repetir la importancia de los intangibles. Su propósito es desvelar la obsolescencia del paradigma de gestión actual y ofrecer un marco para recalibrar la brújula estratégica. Analizaremos por qué los modelos de negocio basados en el acceso superan a los de posesión, qué métricas sustituyen a las industriales y cómo la sostenibilidad se convierte en un activo financiero. Es hora de dejar de pilotar a ciegas y empezar a gestionar el valor donde realmente reside.

Para aquellos que prefieren un formato audiovisual, el siguiente vídeo ofrece una excelente introducción a la creciente importancia de los activos intangibles en el panorama empresarial actual, complementando los análisis detallados que abordaremos a continuación.

A lo largo de este análisis, exploraremos las facetas clave de esta transformación económica. Abordaremos desde el cambio estructural de la economía española hasta las estrategias concretas para reinventar un modelo de negocio en un entorno donde las reglas del juego han cambiado por completo.

¿Por qué los servicios representan el 75% del PIB español: implicaciones para estrategias empresariales?

La estructura de la economía española ha pivotado de forma definitiva. Con el sector servicios constituyendo tres cuartas partes del Producto Interior Bruto, la lógica industrial de producción y bienes físicos ya no es el motor principal de la creación de riqueza. Esta terciarización no es un fenómeno superficial; redefine por completo dónde se encuentran las ventajas competitivas. La batalla ya no se gana en la fábrica, sino en la calidad de la experiencia del cliente, la eficiencia del software y la fortaleza de la marca. De hecho, los datos demuestran que los sectores más avanzados son los que más fuerte apuestan por esta nueva economía: en España, un 60,6% de la inversión total en intangibles proviene de los servicios privados avanzados.

Sin embargo, a pesar de esta realidad estructural, España muestra un preocupante decalaje en comparación con sus socios europeos y competidores globales. Mientras que en países como Francia la inversión en intangibles supera con creces a la de tangibles, en España la proporción sigue siendo desfavorable. Esta asimetría representa tanto un riesgo como una oportunidad monumental para los estrategas empresariales. El riesgo es seguir compitiendo con reglas obsoletas; la oportunidad es cerrar esa brecha y desbloquear un potencial de crecimiento inexplorado.

El siguiente cuadro comparativo, basado en datos del Ivie, ilustra de forma contundente la posición de España. Analizar esta brecha es el primer paso para comprender la urgencia de reorientar las estrategias de inversión corporativa.

Inversión en intangibles como porcentaje del PIB y su relación con los tangibles
País % PIB en intangibles Ratio intangibles/tangibles
Francia 14,7% 1,40:1
Reino Unido 12,3% 1,33:1
Alemania 9,2% 0,92:1
España 7,8% 0,71:1

¿Cómo crear valor en la economía de plataformas sin poseer activos físicos ni inventario?

La economía de plataformas ha dinamitado el axioma de que para generar valor es necesario poseer activos. Empresas como Glovo, Cabify o Airbnb han alcanzado valoraciones milmillonarias sin ser dueñas de restaurantes, coches u hoteles. Su activo principal no es físico, sino un ecosistema digital basado en el efecto red: cada nuevo usuario (ya sea proveedor o cliente) aumenta el valor de la plataforma para todos los demás. Este modelo de negocio es la manifestación más pura de la economía intangible.

En este paradigma, el valor reside en activos como el software propietario que gestiona la logística, los algoritmos que personalizan la experiencia del usuario, la ingente cantidad de datos sobre comportamiento del consumidor y, sobre todo, la marca que genera confianza y fidelidad. No es de extrañar que, según el Global Intangible Financial Tracker, en los sectores tecnológicos los activos intangibles alcancen el 85% del valor total de la empresa. Gestionar una plataforma es, en esencia, gestionar relaciones, datos y reputación a escala.

Visualización del efecto red en las plataformas digitales españolas, mostrando nodos interconectados que representan la creación de valor sin activos físicos.

La clave para los estrategas es dejar de pensar en términos de «capacidad de producción» y empezar a pensar en términos de «capacidad de conexión». Las preguntas relevantes ya no son «¿cuántas unidades podemos fabricar?», sino «¿cómo podemos reducir la fricción en las transacciones?», «¿cómo incentivamos la participación en nuestra red?» o «¿de qué manera podemos monetizar los datos sin erosionar la confianza del usuario?». El capital relacional y el capital de datos son las nuevas materias primas.

Venta de producto o acceso compartido: ¿qué modelo de negocio prefieren millennials y generación Z?

Las nuevas generaciones de consumidores, especialmente los millennials y la Generación Z, están impulsando un cambio sísmico en los modelos de negocio: la transición de la economía de la propiedad a la economía del acceso. Prefieren pagar por el uso de un servicio (streaming de música, carsharing, software como servicio) que por la posesión de un producto. Esta preferencia no es una simple moda, sino una redefinición fundamental de la relación con el consumo, donde la flexibilidad, la experiencia y la sostenibilidad priman sobre la acumulación.

Este cambio de mentalidad obliga a las empresas a repensar su propuesta de valor. El éxito ya no depende de vender una unidad, sino de retener a un suscriptor. El foco se desplaza del producto al cliente, y la métrica clave pasa a ser el Customer Lifetime Value (CLV). Para competir en este entorno, las empresas deben invertir masivamente en intangibles: plataformas tecnológicas robustas, una experiencia de cliente impecable y una marca que construya una comunidad leal. Sin embargo, es aquí donde el decalaje español se hace más evidente.

El Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) lo resume de forma lapidaria en su informe sobre la economía intangible, evidenciando la brecha de inversión que separa a España de las economías líderes:

Por cada euro que Estados Unidos invierte en tangibles, dedica 1,68 euros a intangibles. En España la proporción es muy distinta: por cada euro que se invierte en activos tangibles, tan solo invierte 0,71 euros en intangibles.

– Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, Informe sobre economía intangible

Esta cita no es solo una estadística; es una advertencia estratégica. Las empresas españolas que no aceleren su inversión en los intangibles que sustentan los modelos de acceso corren el riesgo de volverse irrelevantes para las generaciones que ya dominan y dominarán el mercado.

El error de directivos que gestionan activos intangibles con métricas diseñadas para fábricas

El mayor riesgo en la economía actual no es la competencia, sino la irrelevancia de los propios instrumentos de gestión. Dirigir una empresa basada en el conocimiento con un cuadro de mando diseñado para una fábrica del siglo XX es el equivalente a pilotar un caza con los instrumentos de un barco de vapor. Es un pilotaje a ciegas que conduce inevitablemente a la toma de malas decisiones. Las métricas tradicionales como el OEE (Overall Equipment Effectiveness) o la rotación de inventario son inútiles para medir el valor de un algoritmo, la salud de una marca o el compromiso del talento.

Esta ceguera contable tiene consecuencias económicas reales. Según un informe de Cotec e Ivie, si se contabilizaran adecuadamente todos los activos intangibles, el PIB de España se incrementaría en un 4%, lo que equivale a unos 60.000 millones de euros de valor «invisible» que no se está gestionando activamente. El error fundamental es tratar los intangibles como un gasto en la cuenta de resultados, en lugar de como una inversión en el balance.

Un directivo español reflexiona con gesto serio, simbolizando la necesidad de adoptar nuevas métricas para la gestión de activos intangibles.

La solución pasa por una revolución en el reporting y en los sistemas de incentivos. Es imperativo adoptar un nuevo conjunto de Indicadores Clave de Rendimiento (KPIs) que capturen el valor real de los intangibles y lo conecten con los resultados de negocio. Esto no es un ejercicio académico, sino una necesidad para la supervivencia y la prosperidad.

Plan de acción: migrar hacia KPIs para la economía intangible

  1. Sustituir métricas industriales: Reemplazar indicadores como el OEE por el Customer Lifetime Value (CLV) para medir el valor a largo plazo de la cartera de clientes.
  2. Medir el capital humano: Implementar la medición del Employee Engagement (compromiso del empleado) como un predictor clave de la innovación y la productividad.
  3. Valorar la marca: Establecer un Brand Equity Score para cuantificar y gestionar el valor del activo marcario, uno de los más importantes.
  4. Integrar la voz del cliente: Incorporar el Net Promoter Score (NPS) de forma sistemática en el cuadro de mando como indicador de la lealtad y el potencial de crecimiento orgánico.
  5. Demostrar el ROI: Correlacionar la evolución de estos nuevos KPIs con el EBITDA para justificar las inversiones en marketing, talento y tecnología ante el consejo de administración.

¿Cuándo la sostenibilidad pasa de coste regulatorio a fuente de diferenciación y preferencia de clientes?

Durante décadas, la sostenibilidad y las políticas ESG (Environmental, Social, and Governance) fueron vistas por muchos directivos como un coste ineludible, una carga regulatoria o, en el mejor de los casos, un ejercicio de relaciones públicas. Sin embargo, en la economía intangible, esta perspectiva es peligrosamente miope. La sostenibilidad se ha convertido en uno de los activos intangibles más valiosos: la reputación corporativa y la licencia social para operar.

El cambio se produce en el momento en que los clientes, los inversores y el talento empiezan a tomar decisiones basándose en el comportamiento ético y el impacto de una empresa. En ese punto, la sostenibilidad deja de ser un gasto en el departamento de compliance para convertirse en una inversión estratégica gestionada desde el despacho del CEO. Una marca con una sólida reputación en sostenibilidad atrae a mejores empleados, consigue una mayor lealtad de sus clientes (que a menudo están dispuestos a pagar un premium) y accede a mejores condiciones de financiación por parte de inversores que buscan mitigar riesgos a largo plazo.

España, en este sentido, ha mostrado una notable capacidad para transformar este ámbito. A pesar de su retraso general en inversión intangible, el país ha demostrado ser un líder en la velocidad de adaptación. Un análisis de Cotec revela que España lidera el crecimiento de la inversión en activos intangibles entre los principales países europeos desde 1995, con una tasa de crecimiento promedio anual del 3,6%. Este dinamismo incluye fuertes inversiones en I+D ligada a la transición energética y la economía circular, convirtiendo obligaciones regulatorias en ventajas competitivas duraderas. El sector privado es el claro protagonista de este impulso, ya que por cada euro que el sector público español invierte en intangibles, el sector privado invierte siete.

Consumo o inversión: ¿qué componente impulsa realmente el crecimiento del PIB español actual?

En el análisis macroeconómico tradicional, el debate sobre los motores del crecimiento del PIB a menudo se centra en la dicotomía entre el consumo de los hogares y la inversión empresarial (formación bruta de capital fijo). Si bien el consumo proporciona un impulso a corto plazo, el crecimiento sostenible y a largo plazo depende de la calidad y la naturaleza de la inversión. En la era de la economía intangible, esta distinción es más crucial que nunca.

Un crecimiento basado únicamente en el consumo es frágil. Un crecimiento impulsado por la inversión en activos tangibles (maquinaria, edificios) puede generar productividad, pero con rendimientos decrecientes. El verdadero salto cualitativo proviene de la inversión en activos intangibles, que generan rendimientos crecientes gracias a su escalabilidad. Un software puede venderse un millón de veces con un coste marginal cercano a cero; una marca fuerte puede abrir nuevos mercados sin necesidad de construir nuevas fábricas.

El Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) identifica con precisión dónde reside el motor de la convergencia y el crecimiento futuro de España. Su análisis es categórico al respecto:

Los dos activos intangibles que más han contribuido al proceso de convergencia de España son el software y la I+D.

– Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, Informe sobre activos intangibles

Esta afirmación tiene implicaciones directas para la estrategia empresarial y la política económica. Significa que el futuro de la competitividad española no depende de estimular el consumo indiscriminado, sino de crear el ecosistema adecuado para fomentar la inversión en investigación, desarrollo y digitalización. Para un director general, la pregunta no es si invertir, sino si está invirtiendo en los activos correctos, aquellos que, como el software y la I+D, tienen el poder de generar crecimiento exponencial.

¿Cómo pivotar tu propuesta de valor sin perder clientes actuales ni quemar recursos en la transición?

Pivotar —modificar la propuesta de valor o el modelo de negocio— es una de las maniobras estratégicas más delicadas. Implica un alto riesgo: la posibilidad de alienar a la base de clientes existente mientras se intenta capturar un nuevo mercado, a menudo con recursos limitados. Sin embargo, en un entorno donde los modelos de negocio se vuelven obsoletos rápidamente, la capacidad de pivotar se ha convertido en una competencia organizativa esencial.

La clave para un pivote exitoso en la economía intangible reside en apalancarse en los activos invisibles ya existentes. Una empresa puede utilizar su marca y la confianza de sus clientes para introducir nuevos servicios. Puede explotar su base de datos de clientes para identificar necesidades no satisfechas y desarrollar soluciones adyacentes. O puede reconfigurar su capital humano y conocimiento organizativo para abordar un problema diferente en un sector distinto. El pivote no consiste en empezar de cero, sino en recombinar los activos intangibles de una nueva manera para crear valor.

Un ejemplo a nivel macro es la propia trayectoria de España en la última década. Tras la crisis financiera, el país se vio obligado a un profundo pivote de su modelo productivo. La buena noticia es que los datos muestran una notable capacidad de adaptación. Según el último informe de Cotec, desde 2019 España es el único país entre los analizados que se encuentra en fase de convergencia con los líderes en inversión en activos intangibles. Esto demuestra que es posible ejecutar un cambio estratégico a gran escala sin perder competitividad, sentando las bases para un crecimiento más sólido y basado en el conocimiento. El reto para cada empresa es replicar esta agilidad a nivel micro.

Puntos clave a recordar

  • El valor empresarial ha migrado masivamente de los activos físicos a los intangibles (marca, datos, software), representando ya el 85% del valor en el IBEX 35.
  • La mayoría de las empresas siguen utilizando métricas de gestión de la era industrial, lo que las lleva a un «pilotaje a ciegas» e infravalorar sus activos más cruciales.
  • Cerrar la brecha de inversión en intangibles de España con sus competidores y adoptar nuevos KPIs (CLV, NPS, Brand Equity) no es una opción, sino una necesidad para la supervivencia y competitividad.

¿Cómo reinventar tu empresa cuando los cambios del mercado hacen obsoleto tu modelo de negocio en 18 meses?

La velocidad del cambio tecnológico y de mercado ha acortado drásticamente el ciclo de vida de los modelos de negocio. La reinvención ya no es un evento extraordinario que ocurre una vez por década, sino una capacidad continua que debe estar integrada en el ADN de la organización. La pregunta ya no es «si» habrá que reinventarse, sino «cómo» hacerlo de forma sistemática y eficiente. La respuesta, una vez más, está en la gestión deliberada de los activos intangibles.

La evidencia de esta transformación estructural en España es abrumadora. Según el Ivie, España ha multiplicado por casi 3 veces su dotación de capital intangible desde 1995. Esta acumulación de conocimiento, tecnología y valor de marca es el combustible para la reinvención. Reinventarse significa utilizar este capital acumulado para explorar nuevos territorios: entrar en nuevos mercados, crear nuevas categorías de productos o, incluso, transformar un producto en un servicio.

Una de las palancas más poderosas y a menudo subestimadas para financiar esta reinvención es una gestión fiscal inteligente de los propios intangibles. El ahorro generado mediante incentivos fiscales a la innovación puede y debe ser la semilla para financiar la siguiente ola de crecimiento. La reinvención no solo es una cuestión de estrategia, sino también de ingeniería financiera.

Hoja de ruta: financiar la reinvención mediante una fiscalidad inteligente

  1. Auditoría de incentivos: Identificar y mapear todos los incentivos fiscales españoles disponibles para actividades de I+D+i (Investigación, Desarrollo e innovación tecnológica).
  2. Aplicar el «Patent Box»: Utilizar el régimen de Patent Box para obtener una reducción significativa en la tributación de las rentas procedentes de la cesión de determinados activos intangibles.
  3. Documentación rigurosa: Documentar exhaustivamente todos los proyectos de innovación para asegurar el acceso a las máximas deducciones fiscales permitidas por la ley.
  4. Reinversión estratégica: Crear un ciclo virtuoso reinvirtiendo el ahorro fiscal obtenido directamente en la exploración y validación de nuevos modelos de negocio.
  5. Creación de nueva PI: Proteger sistemáticamente las innovaciones resultantes mediante la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) para generar nuevos activos intangibles monetizables.

La capacidad de reinventarse continuamente es el rasgo definitivo de las empresas que prosperarán en el siglo XXI. Para ello, es vital dominar las estrategias que permiten una transformación ágil y financiable.

La conclusión es ineludible: gestionar una empresa en el entorno actual con las herramientas del pasado no es solo ineficaz, es un acto de destrucción de valor. El primer paso para cualquier equipo directivo debe ser un diagnóstico honesto de sus propios sistemas de medición. Evalúe dès maintenant vos métricas de gestión para descubrir la valeur oculta de su empresa y empezar a tomar decisiones basadas en la realidad económica del presente, no en la nostalgia del pasado industrial.

Escrito por Elena Navarro Ruiz, Elena Navarro Ruiz es economista especializada en análisis sectorial de la economía española, licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y con un Máster en Economía Aplicada por CEMFI. Cuenta con 12 años de experiencia como analista económica en servicios de estudios de entidades financieras y centros de investigación, donde elabora informes de coyuntura, análisis de competitividad sectorial y previsiones macroeconómicas. Actualmente es responsable del área de análisis sectorial en un centro de estudios económicos madrileño.